Evaluación


No debe el estudiante sentirse agobiado si no logró  resolver satisfactoriamente uno de los problemas propuestos; tampoco sentirse molesto porque tuvo que intentarlo varias veces por diferentes caminos y tuvo, entonces, que dedicarle mucho tiempo; menos debe albergar un sentimiento de frustración si para solucinarlos tuvo que recurrir a otras personas o a la red en busca de ayuda. Por el contrario, son estas las pautas que queremos alentar en los estudiantes. 
 
Cuando se avoquen a resolver un problema  matemático, primero, léanlo cuantas veces sea necesario, hasta identificar con claridad cuales son los elementos y las estrategias que pueden conducirlos a encontrar la solución. Prueben varios caminos, no importa si esto les exige dedicar más tiempo para solucionarlo; no corran en busca de la respuesta en la red, ni busquen quien les dé la solución, si antes no lo han intentado por ustedes mismos; confíen en sus capacidades y no teman equivocarse, pues es la única manera de aprender no sólo en el campo matemático. No aprende mucho aquel que se ufana de haber hallado la respuesta sin ningún esfuerzo personal; por el contrario, el estudiante que intenta solucionar un problema por sí mismo, no importa si al final no lo logra, siempre y cuando haya hecho un esfuerzo sincero por alcanzarlo, con seguridad el aprendizaje adquirido será para toda la vida y no sólo le servirá en el terreno de la matemática.
 
Los problemas que se proponen en matemática no pretenden meramente que el estudiante halle una respuesta mediante el uso de algún algoritmo; lo que realmente buscan es cultivar una mente inquieta y propositiva que disfrute el reto que representa la solución de un problema. Por lo tanto, anímense ante las dificultades que encierran las matemáticas porque es la actitud necesaria para poder hacerlas parte de nuestras vidas.